Francesco Tonucci por ser maestro, pedagogo y, sobre todo, por su vocación por la infancia se ha hecho merecedor del título de “niñólogo”.
Investigador del Instituto de Psicología del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR) de Roma, ha dedicado su actividad profesional al estudio del pensamiento y del comportamiento infantiles en el ámbito de la familia, la escuela y la ciudad, siempre “con ojos de niño”.
Nadie como él sabe “Cómo ser niño” y cómo la infancia es una condición, ya que “Niño se nace”, el ha conseguido mantener esa característica durante toda su vida, ha hecho realidad el mito de Peter Pan, y esto es sólo cosa de genios.
Francesco, rompiendo límites y fronteras ha contado por el mundo las necesidades de los niños, nos ha contado como, escuchando “sus tonterías”, encontramos grandes soluciones, ya que cuando un niño dice una tontería no la ha oído de sus padres ni de sus maestros, por lo que probablemente encierre una gran verdad (“para ser feliz harán falta dos ó tres”).
        Francesco reivindica la necesidad de jugar, porque “Cuando los niños dicen ¡basta!”, en la ciudad que el sueña, “La Ciudad de los niños”, las plazas son espacios públicos para el juego, con pelotas, abuelos, risas, llantos, miradas… gritos y silencio, … pero sin coches.
Francesco se entristece cuando habla de “La soledad del niño” como la grave enfermedad de los que hoy viven en las ciudades ricas, de cómo los adultos programan su vida al segundo para realmente no hacer nada, de cómo obligamos a nuestros niños a vivir sin existir como lo que realmente son: niños.
Francesco sólo pide que se respete el art. 12 y el art. 31 de los Derechos del Niño y apuesta por las ventajas de un modelo escolar más democrático. Para él la escuela que tiene sentido es la escuela que forma ciudadanos y este trabajo empieza por darles la palabra a los niños.