En nuestra etapa de Secundaria, la herencia pedagógica de Célestin Freinet se vive a través de una apuesta decidida por el aprendizaje cooperativo y el trabajo por proyectos reales. Inspirados por su principio de “trabajar no para la escuela, sino para la vida”, el alumnado se organiza en Cooperativas Escolares que le permite producir bienes y servicios con un impacto tangible en su entorno.
Esta práctica, que hunde sus raíces en la “Cooperativa Escolar” freinetiana, fomenta no solo la autonomía y el espíritu crítico, sino también la corresponsabilidad y la ayuda mutua. Así, el aula se transforma en un taller de creación y democracia donde se aprende haciendo, con decisiones colectivas y comprendiendo el valor del propio esfuerzo, consolidando una educación profundamente humanista, práctica y emancipadora.
Esta vivencia fomenta de manera profunda el espíritu emprendedor, el trabajo colaborativo y, lo más importante, demuestra la utilidad práctica de lo aprendido en clase, dotando de un propósito concreto a cada materia. El resultado es una formación integral que combina excelencia académica con el desarrollo de las habilidades personales más demandadas en el siglo XXI.