Ahora que la imagen, en muchos casos, sustituye a la palabra más que nunca hemos de reivindicar su importancia.
Cuando amanece, cuando se reanuda el día, cuando empezamos de nuevo a hablar las palabras salen de su casa y los libros …se vacían. Unas vuelven al interior de las muchas botellas arrojadas a los mares; otras se hacen hueco en estrofas y versos rimados; algunas regresan al papel raído y al plano roto, que señala el lugar exacto, donde unos piratas enterraron el tesoro. Otras se cobijan dentro de sobres con cartas para acercar a gente que, sin quererlo, están lejos.
Cuando anochece, cuando la noche avanza, las palabras vuelven a sus casas, que son los libros.
Verdemar sigue siendo una fábrica de sueños, donde se hacen libros que son algo más…Son pequeñas biografías, pedazos de historia, que queremos seguir escribiendo, para disfrute de grandes y pequeños.
Por el cole pequeño vimos a Nadarín, que junto a sus amigos pececillos naranjas y uno negro y la ayuda de los niños y niñas de 3 años, se convirtieron en un atún gigante. Sin duda la unión hace la fuerza. Allí también se contaba “Shark in the park”, una bonita historia de un tiburón, que hicieron que los ojos se abrieran y las orejas se pusieran tiesas. Por el Kamishibai desfilaron personajes marinos.
En el hall del cole grande muchas manos sujetaban sus cuentos favoritos y pendiendo de un hijo, portadas de cómic.
Por un momento pensamos que eso del virus era solo un mal sueño. Pero es una realidad, porque no pudimos trabajar juntos como otras veces, pero no consiguió empañarnos la idea.
La lectura es un gran antídoto para casi todo. El año que viene daremos unas píldoras ? de cuento.
Los libros son pura MAGIA. Nos hacen SOÑAR Y VOLAR.
DÍA DEL LIBRO